Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) son enfermedades producidas por diferentes tipos de microbios (bacterias, virus, protozoos, etc.), que dependiendo de sus características, se transmiten a través del contacto piel con piel de los genitales, o del flujo vaginal o del semen con la sangre o de la sangre con sangre. Las mucosas, la vagina, el pene, el ano y la boca son los lugares más frecuentes donde se localizan diferentes microorganismos que pueden producir una ITS.
La inmensa mayoría de las ITS tienen cura, lo más importante será detectarlas pronto y seguir el tratamiento médico indicado. Si notamos molestias en los genitales o durante las relaciones sexuales tendríamos que hacernos pruebas para descartarlas o para empezar el tratamiento correspondiente. Así mismo, es muy recomendable hacerse pruebas médicas una vez al año, puesto que a veces pueden no presentar ningún síntoma. Por eso muchas personas infectadas lo desconocen y pueden contagiar a otras.
Con las ITS no se trata de sentirse culpable y ni de buscar culpables. De hecho, la mayoría de las personas somos vulnerables a tener una ITS: pueden aparecer a cualquier edad y no dependen de la condición social, nivel cultural, sexo, habilidades emocionales, capacidades físicas, situación sexual o las conductas sexuales.
Algunas ITS producidas por estos microorganismos son:
- VIH/Sida
- Gonococia o gonorrea
- Sífilis
- Infección per clamidia
- Herpes genital
- Condilomas / Infección por el VPH (papilomavirus humano)
- Hepatitis víricas
- Vulvovaginitis
- Infección por parásitos (sarna y ladillas)