Hablamos de “diversidad funcional” en vez de utilizar la palabra “discapacidad” para eliminar la carga negativa, para romper con la lógica jerárquica entre las personas y reforzar la idea de que todxs somos igualxs y diversxs.
El término “diversidad funcional” se ajusta mucho más a una realidad en la que una persona funciona de manera diferente o diversa de la mayoría de la sociedad (aunque a veces la sociedad no lo ponga nada fácil)
• Para bailar, una persona puede utilizar su silla de ruedas, mientras que otros utilitzarán sus piernas.
• Para comunicarse, las personas sordas utilizan los ojos y los signos, mientras que el resto lo hacemos con las palabras y el oido.
¿Diversidad funcional y Sexualidad? Mucho por aprender…
Las personas con diversidad funcional viven sus sexualidades como todo el mundo: de una manera muy única. Y es que la sexualidad es tan singular como un beso, no tiene porque adoptar ninguna forma en concreto. Cuando hay tal variedad infinita de maneras de vivir nuestras sexualidades, no hay ninguna norma, todo son desviaciones, todas somos diversas!
Las personas con diversidad funcional, como cualquier otra persona, tienen muchas formas de vivir la sexualidad y mucho potencial para ampliar nuestro imaginario del deseo y de los placeres.
La diversidad funcional forma parte de una nueva manera de entender la vida, que propone abandonar la ficción que nos impone la “normalidad” con todas sus normas.
Porque bien pensado, ¿quién de nosotros es normal? ¿Y si dejásemos de preocuparnos para encajar en la normalidad?